martes, 17 de junio de 2008

Muy largo el discurso

Un profesor bastante mediocre dijo una vez algo muy cierto: para ser efectivo, un mensaje político debe transmitir una idea; a lo sumo dos.

El problema con los discursos largos y multidimencionales (como el de Cristina y, más aún, el de Néstor) es que cruzan tantos elementos que cada uno puede agarrarlos para donde quiere. Salvo que la idea central sea precisamente la extensión o la vaguedad (estrategia adecuada cuando se desea generar confusión o despreciar al adversario), mejor hablar poco y claro. Por ejemplo: "las retenciones a las exportaciones evitan que los productos básicos sean vendidos en el mercado interno a precios internacionales. Eso beneficia al conjunto de la población, lo cual es la tarea de un gobierno democrático. Por lo tanto, las retenciones son legítimas". Ello no es un razonamiento infalible (una respuesta posible: "pero la plata de las retenciones se la queda el gobierno central en detrimento de las provincias"), pero es un razonamiento. Ello permite centrar la discución en algo más concreto que el sistema democrático, la historia del peronismo, los derechos humanos, el papel de los medios de comunicación, la recuperación económica, el golpismo, etc., todo junto y al mismo tiempo.

Esto no quiere decir que todos esos elementos no intervengan. Lo hacen. Lo importante acá no es la realidad total del problema (que solo podría ser abordada por un estudio científico), sino la capacidad de mantenerlo mínimamente regulado dentro de las posibilidades del debate público. Lo mío parece muy Habermas, pero a pesar de mi posestructuralismo, creo que mucho Laclau acá se vuelve complicado. El excesivo uso de la retórica hace que la deliberación sea reemplazada por la guerra de consignas. Pegar la política de derechos humanos a las retenciones es perfecto para la lucha ideológica, pero si ninguno de los bandos consigue prevalecer, después se hace más difícil destrabar el conflicto. Después de todo, cuantas más consignas se ponen en juego, cuantas más palabras empiezan a circular incontrolablemente por el espacio público, más imprevisibles se tornan sus efectos. ¿No leyeron acaso los Kirchner a Derrida?

sábado, 7 de junio de 2008

Fuerza Barack

No quiero decepcionar a nadie, pero lo de Obama es complicado. El tipo en negro, y si bien eso puede ser un beneficio entre el electorado liberal de las internas demócratas, andá a convencer a las iglesias evangélicas del sur de que te voten. Ya sé: los pastores convencidos de que los judíos se están afanando la guita no votarían a un demócrata ni que fuera idénticco a Jesús. Pero acá lo que está en juego es el campesino prejuicioso que todo blanco protestante lleva adentro.

Después del memorable discurso de Barack luego de que su viejo consejero religioso se fuera de boca, se revirtió la tendencia y perdió la mayoría de las elecciones que le quedaban. Es decir, cuando la cuestión racial se puse en un primer plano con total franquza, la cosa se le puso fea (lo cual fue muy bien explotado por la campaña Hillary, y lo será probablemente mejor por McCain). Barack es el tipo ideal para que los republicanos hagan lo que mejor saben hacer: decirle a la mayoría blanca que si se pone blanda con las minorías, el país se va al demonio.

Como diría Lenin: ¿qué hacer? El Criador recomienda no meterse con la national security. Yo creo que acá, donde hay una desventaja ideológica, hay que hacer una apuesta fuerte. Esto no lo va a ganar haciéndose el boludo. El que calla, otorga. Además, cualquier avioneta se estrella con un poste de luz y la cosa se le viene encima. Solo queda pegarle con todo a los republicanos en ese tema (argumentos no faltan) y esperar que la desventaja en el issue "national security" se achique un poco. De la cuestión racial va a haber que hablar también, pero eso es recontra-delicado. Hay que hablar con la suficiente franqueza como para contrarrestar los temores que se van a generar, pero no tanto como para que el tema se vuelva central (si hay guerra de razas, los negros pierden).

Es bastante complicado, pero no se preocupen: McCain no es tan malo.