domingo, 24 de junio de 2007

Primeras conclusiones pos-electorales

El triunfo de Macri-Michetti por 22 puntos era tan previsible, que voy a hablar ahora del acontecimiento más imprevisto de la jornada: el triunfo de Fabiana Ríos, del ARI, en Tierra del Fuego. Resumo la anécdota para quienes no la conocen: la fórmula del Frente para la Victoria (el frente de Kirchner), favorita, fue severamente dañada luego de que se hallara un video de la candidata a vice-gobernadora, acusando al candidato a gobernador de su fórmula de haber mandado a matar gente. Vaya casualidad, pocas horas después se cayo la conexión a Internet en toda la provincia (de verlo en una película, lo hubiera considerado poco realista). Con eso y todo, el Frente para la Victoria ganó en primera vuelta y el ARI salió, imprevistamente, segundo. Pero en segunda vuelta, ganó el ARI por estrecho margen.
Dos derrotas del oficialismo en un día. Las dos importantes: una por haber sido sumamente imprevista, y la otra porque se produce en un distrito muy relevante a nivel nacional. Ello me lleva me seguir reflexionando (sí, otra vez) sobre ese discurso subterráneo, eclipsado por el clima de época que proviene del gobierno nacional. Aunque el gobierno sea popular, es evidente que su entramado político no es tan sólido como suele pensarse. Su desmesurada potencia proviene más de la ausencia de una oposición aglutinada que de su propia adhesión popular. Si no fuera por eso, las elecciones de octubre no estarían tan cocinadas como parece; el oficialismo ha perdido muchas elecciones en lo que va del año (Misiones, Neuquén, Tierra del Fuego y Capital Federal).
Hay quien dice que la representación no implica solamente que el representante refleje las preferencias del representado, sino que el representante contribuye a instalar una serie de preferencias y demandas políticas en la sociedad que antes no existían, o no se habían consolidado. Las últimas elecciones vienen demostrando que Kirchner está lejos de haber hegemonizado la totalidad de las preferencias políticas de la ciudadanía. Sin embargo, a nivel nacional, nadie ha logrado cristalizar lo que queda afuera en un movimiento de descontento. Pero es claro que la posibilidad está abierta.
A pesar de lo anterior, a no olvidarse de algo fundamental: el conurbano. Esta urbe gigantesca, dominada por camarillas políticas ancestrales conocidas tradicionalmente como "el aparato del PJ", son determinantes a nivel nacional. Allí Kirchner domina con todo: porque supo arreglar con todos los intendentes del núcleo duro justicialista (en su mayoría, ex-menemistas), porque las mejoras económicas son particularmente relevante para los sectores sociales allí residentes, y porque su discurso populachero prende bien en los distritos añorantes de las épocas de Perón.
Bueno. Nada más.

sábado, 23 de junio de 2007

Recapitulación pre-electoral

No hace falta esperar hasta mañana; mi pronóstico no se va a cumplir, puesto que la diferencia entre Macri y Filmus no será leve sino gruesa. El vuelco de votos desde los demás partidos hacia el "anti-macrismo" no tiene la fuerza que los antecedentes históricos permitían imaginar.
Lo que pasa es curioso. La economía crece, los indices sociales mejoran, el gobierno nacional en cierta medida popular y los años 90 siguen demonizados. Sin embargo, el candidato del gobierno pierde por muerte, con un 24% de votos en la primera vuelta y, según se estima, menos de 40% en la segunda. Vuelvo con algo que ya mencioné en un post anterior: hay una homogeneidad ficticia, que visiblemente se está resquebrajando. La ruidosa diatriba del gobierno nacional hace parecer que en 2007 la gente es tan protestona como en 2003, pero en Buenos Aires es claro que el discurso confrontativo ya no pega tanto.
José y Ernesto, intelectuales valiosos si los hay (el primero devenido funcionario del gobierno nacional), insisten en hablar de la vigencia del neoliberalismo como amenaza viviente. Yo creo que sus análisis al respecto son sumamente simplificadores (no es raro que los investigadores más brillantes sean a la vez quienes tienen más dificultades para analizar la coyuntura concreta). En cualquier caso, exista amenaza neoliberal o no, es claro que el fantasma de los 90 ya no asusta tanto, y por lo tanto para enfrentar a la derecha habrá que pensar estrategias discursivas más creativas e innovadoras que las bravuconadas de siempre.
A mi juicio, es claro que, a nivel de propuestas, Filmus es mucho mejor candidato que Macri (a pesar de su supuesto perfil PROpositivo). Filmus habló más de las complejidades de la ciudad y de las dificultades para resolverlas, mientras Macri repite que va a aumentar el presupuesta de aquí para allá. También creo que muy poca gente le interesa escuchar las propuestas, y por lo tanto lo que quedan son más las peleas entre Filmus y el pelado, las intervenciones bravuconas de Kirchner y, sobre todo, una mayoría silenciosa que por lo bajo pide orden, tranquilidad y, cuándo no, que se dejen de cortar la calle.

martes, 19 de junio de 2007

Gaby, para seguir de cerca

La Michetti es el personaje más interesante de esta divertida campaña. Aunque a ella no le guste, o diga tal cosa, es extraña para el lenguaje político habitual. Yo no sé si le sale naturalmente o es el brillante producto de un equipo de expertos en marketing político (seguramente lo primero con un refuerzo de lo segundo), pero esta chica es la que se viene destacando desde los inicios de la campaña.
Gaby no habla mucho en los términos habituales de lospolíticos. Cuando lo hace, sigue la línea de Macri y le da a las propuestas. Pero ella se siente cómoda hablando de la vida en términos generales, sin llevarlos a las consignas políticas habituales. De ahí que uno pueda sentirse identificado con ella: la mejor forma de vender un producto es si uno no se percata de que se lo están vendiendo. Eso es Michetti: alguien que no parece que se estuviera vendiendo.
Recomiendo leer la entrevista que le hizo recientemente el diario La Nación. Cuando le preguntaron si alguna vez la habían traicionado, ella contestó algo más cercano a cualquier persona normal que lo que la más normal de las personas hubiese dicho: "traición es una palabra rara para mí". Lo mismo ocurrió cuando le preguntaron si tenía enemigos. "Traición" y "enemigos" son vocablos que habialmente suenan en el ámbito político (o lo que nos llega de él a través de los medios). Y más allá de que cualquier político conoce las fórmulas para referirse a ellos con dulzura y valentía, como por ejemplo "la único traición que me preocupa es la que se le hace al pueblo", o "no me gusta hablar de enemigos porque no hay que ser rencoroso", no dejan de revelar con ello que saben a qué se refieren esas palabras; que en el fondo saben bien qué es la traición y qué son los enemigos. En la vida cotidiana, existe gente que "nos cagó" y gente "con la que estamos peleados", pero (y no es una diferencia puramente terminológica) nunca usamos la palabra "traición" o "enemigos". Y al parecer, Michetti tampoco.
No es casualidad que la campaña de Macri no lo haya separado un segundo de su compañera de fórmula: en afiches callejeros, en apariciones televisivas, e incluso en el inusual reclamo de que los candidatos a vice-jefe participaran en el debate previo al ballotage (antes de que Mauricio considerase que era más rentable directamente no debatir). Todavía no tenemos idea de cómo sería Michetti en un cargo público, pero nos ha ofrecido un excelente modelo de cómo caer simpática a los votantes. Gaby, un personaje para seguir de cerca.

viernes, 8 de junio de 2007

Ese diabólico magnate

Seguro que a todos los que visitan este simpático blog les habrá llegado algún mail, digamos, poco elogioso hacia M&M. Las fórmulas generales son: hacer memoria sobre el pasado político empresarial del personaje, sugerir vinculaciones ideológicas con la dictadura, e imaginar un futuro sombrío si llega a pasar lo que, a simple vista, parece lo más probable. Lo llamativo es que a favor de quien sacó el 45% de los votos no circula nada.

El otro día le pregunté a alguien a quién había votado. Balbuseó una risita incómoda y dijo "a Macri". Pregunté: "¿Por qué te reís? ¿Te da vergüenza?". Respuesta: "un poco". Algo parecido a lo que sucedía con Menem: el candidato más votado es a la vez el que da vergüenza votar. Ello explica en gran medida la sorpresa ante la avalancha electoral de Mauricio. Casi la mitad de la gente lo votó, pero mientras que dicha mitad justifica su voto en voz baja, la otra lo vocifera con fuerza. Noelle-Neuman hablaba de la espiral del silencio: la opinión de la mayoría tiende a acallar y a influenciar a la de la minoría. El General Perón dijo en una entrevista que en la Argentina, la minoría había oprimido a la mayoría (no es algo tan original ¿no?).

Muchos piensan que Macri es un personaje hábil y diabólico que engaña burdamente a la gente para que lo voten. Es probable, pero no creo que eso vaya al centro de la cuestión. La astucia de Macri (bah, la de su equipo de campaña) pasa por haber sabido reconocer un discurso desatendido, que detrás de la moda gubernamental anti-neoliberal, anti-privatizaciones, pro-derechos humanos, etc., le habla a la gente sobre las cosas concretas de la vida cotidiana, en términos serenos y seductores. Por eso creo que la impetuosa campaña del progresismo contra el Mauricio tendrá resultados precarios. La crisis del 2001 fue hace 6 año, Menem es cosa del pasado y el FMI ya no es parte de nuestra vida cotidiana (como me sugirió Marcos: ¿no fue un error estratégico del gobierno cancelar la deuda con el Fondo, convirtiendo su ingerencia diaria en un tema del pasado?). Por lo bajo, lo que se pide es más tranquilidad y soluciones más concretas. La ofensiva anti-Macri solo conseguirá la adhesión de los ya escandalizados, mientras que la "mayoría silenciosa", harta de tanto barullo, votará al simpático Mauricio. Lo suficiente para lograr una ajustada ventaja, como de 6%.

lunes, 4 de junio de 2007

¡Al ballotage coño!

Bueno... arrazó Macri. Tiemblan las huestes progres de Capital. El docente-maestro-investigador se agranda por llegar a la segunda vuelta y al dolape le queda medio año de deprimente gestión en retirada (ojo que él se la buscó con su "estratégico" adelanto electoral).

¿Qué pasó? La campaña de Telerman fue mediocre. Se la pasó amagando entre el kirchnerismo y la archi-opositora Elisa Carrió, mientras basó su propuesta en sus refinados histrionismos y su portentosa pelada. Al lado de él, Filmus, el ministro apreciado hasta por los opositores, el docente-investigador-buen tipo, apoyado por el querido Aníbal Ibarra, fue calando bien en el electorado local. Pero hay más: es de pensar que algunos de los votos de Telerman, cansados de las peleas chicaneras entre los virginales representantes de la centro-izquierda, hayan sido tentados por la propuesta a-ideológica de Mauricio y Gabriela, su simpatiquísima y enternecedora compañera de fórmula.

En definitiva, Macri necesita un poco más para ganar: casi 5%. Guarda que no es fácil: todos los demás candidatos son de una rígida centro-izquierda, renuente a dejar pasar la fortuna del Mauricio y su pasado PRO-menemista. Pero un voto a Filmus es (y algunos, no todos, lo tienen en cuenta) un voto K. Y en un porcentaje minoritario, pero apreciable, del progresismo local, eso lo hace inaceptable (aunque por motivos muy diferentes). Un voto en blanco es un buen voto para Mauricio y Gabriela, puesto que al achicarse la base electoral, los porcentajes actuales se potencian. Es decir, Filmus necesitan que casi todos los que no votaron ni por él ni por Macri, ahora lo voten a él. Macri se conformaría con unos pocos votos de Telerman y unos cuantos más en blanco (mantiendo, claro está, la totalidad de sus votos en primera vuelta).

Pronóstico: Macri gana por una leve ventaja.

¿Qué nos espera hasta el 24? Filmus ya se comprometió a robarle a Macri parte de su avalancha electoral ("vamos a mostrarle a los que lo votaron que se equivocaron"). Alberto Fernández no fue menos frontal: "si revertimos tantas cosas malas, cómo no vamos a revertir esto". En definitiva, se viene una ofensiva brutal contra el pobre Mauricio, que no sabrá dónde meterce cuando le recuerden su inoportuno pasado. Pero no hay alternativa: la única expectativa de lograr una transferencia masiva de votos a Filmus es atemorizar a la población con el fantasma de los 90. Pero los 90 fueron hace 7 años y ciertas dicotomías comienzan a perder vigencia.